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Llevamos ya casi 6 meses en la carretera. No se puede decir que seamos digital nomads puros (pronto veremos por qué), pero sí nos hemos sentido cerca del movimiento y teníamos curiosidad por saber más del mismo, así que decidimos dedicar parte de nuestro paso por Tailandia a entrevistar a Nómadas Digitales, dueños de coworking (que por su trabajo tienen mucho contacto con ellos) y a más gente que nos pudiera aportar.

Tuvimos la suerte de poder asistir al DNX Digital Nomad Conference que organizaron Felicia Hargarten y Marcus Meurer en Bangkok el 1 y 2 de marzo, donde cientos de personas asistieron para compartir conocimiento, aventuras y desventuras sobre lo que significa ser un «nómada digital», término muy hypeado, pero que no deja de ser una tendencia interesante a seguir, relacionado muy de cerca con la digitalización de la sociedad, el trabajo en remoto y nuevas formas de entender el trabajo y la vida en general.

Aquí está el (breve) documental completo, casi 28 minutos en el que a través de 9 voces profundizamos en el nomadismo digital:

Qué es eso de ser un Digital Nomad

Ser un nómada digital no es más que llevar un estilo de vida nómada gracias a la tecnología. Y ser nómada es vivir sin un sitio fijo, que es como hemos vivido durante la mayor parte de nuestra historia como especie. Los nómadas digitales se mueven, trabajan, se comunican y conectan con otras personas gracias, sobre todo, a Internet.

El concepto del trabajo «tradicional» cambia a medida que más personas pueden realizar sus tareas habituales sin depender de un espacio físico concreto, lo que altera la forma de vivir y de generar ingresos.

¿Por qué pasar 1 hora cada mañana en un atasco o en el metro cuando puedes trabajar desde casa? Es la pregunta que se hacen los fans del trabajo en remoto (ReMote es un buen libro para entender el fenómeno).

Los nómadas digitales llevan esto un paso más allá: ¿si puedo trabajar desde casa, por qué tengo que vivir en un sitio concreto? ¿Por qué no emborronar todo lo posible las fronteras entre trabajo – vida personal y vivir y trabajar viajando?

Como diría Seth Godin:

«En lugar de preguntarte dónde vas a ir para las próximas vacaciones, a lo mejor tendrías que organizar una vida de la que no necesites escapar»

Y hablando de Seth Godin, tiene un curso en Udemy para freelances que tiene buena pinta. Somos afiliados de Udemy, así que si el curso te interesa y lo adquieres a través de este enlace tendrás descuento y estarás apoyando a nuestra causa.

 

De qué trabajan los Digital Nomads

Como nos contaba Felicia, básicamente hay 3 categorías:

  • Freelances (autónomos en castizo). Los trabajos más habituales suelen ser programadores y diseñadores, pero también consultores, growth hackers, redactores,… Las posibilidades no dejan de crecer. Las ventajas de cobrar dinero de clientes europeos o americanos y de vivir en, por ejemplo, Asia, son claras.
  • Trabajadores en remoto. Trabajan para una empresa concreta, pero sin un puesto físico al que acudir cada mañana. Algunas de las empresas más conocidas por contar con una fuerza de trabajadores en remoto son quizá Buffer, Auttomatic (empresa creadora de WordPress) o Basecamp (anteriormente conocida como 37Signals).
  • Emprendedores. Montan su startup o pyme digital, según el caso. Aquí también podríamos incluir a bloggers que se dedican a vender bienes digitales (cursos, ebooks y demás) para generar ingresos.

El trabajo como Digital Nomad: cómo y dónde

Para muchos el trabajo es algo que se realiza en un sitio concreto, en unas horas concretas, con unos límites claros. Trabajos en tiendas físicas, cadenas de montaje, oficinas bancarias… Muchos puestos de trabajo no son «nomadizables». Pero otros muchos lo son.

El trabajo de un nómada digital es más factible si cumple un par de características:

  • No depender de un punto físico concreto. O, al menos, que los contactos sean puntuales y previsibles (reuniones anuales, bimensuales…)
  • Preferiblemente por entregables. Aunque no es necesario, facilita la movilidad el hecho de no depender de unas horas concretas de trabajo, si no de períodos definidos de entrega. No es indispensable (por ejemplo, se podría dar soporte técnico desde un ordenador en unas horas concretas del día), pero sí preferible para poder contar con una movilidad completa para evitar conflictos entre distintas horarias (eso de acabar trabajando a las 5 de la mañana para coincidir con la oficina de Nueva York).

Pero, ¿dónde? No contar con oficina o sitio de trabajo concreto puede parecer divertido al principio, pero en ciertas ocasiones puede ser un dolor: y todos los que hayan tenido que trabajar desde hoteles y hostels saben de lo que hablamos. Cada cual tiene sus opciones, pero básicamente:

  • Hoteles / Hostels. Una opción socorrida que no incrementa costes, pero… Poco fiable. Puede que la conexión no vaya bien, haya ruido o simplemente no haya buenas condiciones físicas (poca luz, silla incómoda…).
  • AirBnB. Pueden tener los mismos inconvenientes que el punto anterior, pero en general es más fácil encontrar apartamentos mejor habilitados para el trabajo.
  • Cafeterías. Un clásico, pero… Con los mismos problemas. Personalmente, recomendable para tareas de «poca complicación» o no críticas y para despejar la mente.
  • Coworking. La opción más profesional, tiene más costes, pero asegura buena infraestructura y la posibilidad de trabajar con otras personas.

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Las ciudades (o no ciudades) clave del movimiento Digital Nomad

Si pudieses ir a cualquier lugar del mundo, ¿a dónde irías? Es una pregunta complicada. Más de lo que parece: tienes que trabajar, así que necesitas una infraestructura «digna». Básicamente es Internet, pero cualquiera que haya intentado hacer algo con una conexión de los 90 sabe lo difícil que es ser productivo. También importan los costes, porque parte de la gracia es tener la ventaja de estar en sitios con niveles de precio más bajos.

Peter Levels (más adelante hablaremos de él) montó Nomad List con la idea de organizar la información de ciudades y sitios según su coste, clima, calidad del aire, diversión y seguridad.

La mejor ciudad según el ranking no está en Tailandia o Vietnam, está en España: Las Palmas de Gran Canaria. Aunque si preguntas a unos cuantos nómadas, la «meca» es Chiang Mai (en el norte de Tailandia), España tiene potencial como país de nómadas digitales (algo de lo que hemos hablado más de una vez en el viaje: los precios de muchos sitios que visitamos son similares a los ciudades tipo Ávila o Salamanca, sin ir más lejos).

Ciudades Digital Nomads

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Lo bueno y lo malo de ser un nómada digital

Los estereotipos no faltan: fotos de gente trabajando felizmente en la playa, chicos y chicas jóvenes con cuerpos esculturales tomando un cóctel, fotos con frases motivadoras tipo «no llenes una casa de cosas, llena un pasaporte de sellos» (que en inglés suena mejor), críticas furibundas «al trabajo de 9 a 5» (una jornada un tanto ligera diría yo) que le quitan el alma a cualquiera encerrado en un cubículo gris y oscuro… Como decía Jeff Laflamme, siempre sale gente en la playa cuando buscas información de Digital Nomads.

Pero la realidad no es tan «de rosa».

Cuando preguntábamos por el aspecto negativo, las respuestas fueron casi siempre en la misma línea: la soledad. La dificultad de contar con una rutina y unos hábitos también son otra de las cosas que menos convence. Añadiría cierta saturación: cuanto más viajas y más cosas ves más fácil es que alcances un punto de saturación.

Una especie de «ley de los rendimientos decrecientes» aplicada a las experiencias: es maravilloso ver atardeceres mágicos con islas tropicales de fondo, navegar en barcos con la brisa marina acariciándote la cara, levantarse en paisajes de ensueño cada día… Pero si lo haces muchas veces, cada vez impacta menos. Y da igual dónde estés, al final, tienes que trabajar.

Mucho se ha escrito del agotamiento de la vida del Digital Nomad: Anna Wickham hablaba hace poco de su renuncia a la vida nómada y señalaba que podría ser «el final del ciclo» para la primera generación de nómadas. Y la búsqueda «digital nomadism sucks» arroja unos cuantos resultados:

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Respecto a lo bueno, prácticamente todo el mundo coincide: la libertad. Libertad de trabajar y vivir dónde quieras, ser dueño de tu destino, poder organizar tu día como quieras.

Como decía Marcus Meurer, tanto lo bueno como lo malo son caras de la misma moneda. La libertad conlleva dificultad de organización y falta de estructura, la sobre-estimulación puede llevar a cierto agotamiento y los contactos puntuales pero intensos pueden suponer chutes de adrenalina (¡ey! Acabo de conocer a esta persona y ¡es maravillosa!), pero también incrementar la sensación de soledad (falta de vínculos fuertes o gente con la que compartir pensamientos íntimos).

El futuro de los Digital Nomads

¿Cuántos Digital Nomad hay? Las estadísticas fiables no existen. No hay un registro mundial de nómadas digitales, hay comunidades distribuidas, multitud de blogs, vídeos y lo que uno quiera, pero es casi imposible cuantificar la tendencia.

La definición es muy amplia. No sólo por los tipos de trabajo, también por una cuestión muy simple: ¿en qué punto consideramos a alguien un nómada digital? ¿Cada cuánto tiempo se tiene que cambiar de ciudad? ¿Cuándo se convierte un nómada digital en un viajero (ya sea backpacker o flashpacker) que trabaja esporádicamente durante un año sabático (lo que sería nuestro caso) o en un trabajador en remoto que pasa la mayor parte de su tiempo en una ciudad / país concreto con algunos viajes de por medio?

Un Digital Nomad se mueve más que un trabajador en remoto, pero menos que un mochilero. Pasa una cantidad indeterminada de tiempo en un sitio, lo bastante larga para conectar con el sitio, pero no tanto como para convertirse en parte de él. 

No existen unos parámetros oficiales para etiquetar a alguien como Digital Nomad, así que se trata de algo que la gente se pone para ir de guay en las bios (ejem, ejem), no tenemos una definición clásica, tipo: se considera nómada digital a aquellas personas que generan ingresos gracias a, o apoyados por, herramientas y plataformas digitales, que no cuentan con una residencia fija, cambiando de localización como mínimo 4 veces al año y como máximo 12, excluyendo viajes esporádicos durante dicho periodo. Nota: no existe, no, pero si tuviera que dar la mía sería parecida a esa, quizá incorporando algún elemento tipo «viajan al menos el X% de su tiempo».

Y al no existir una definición concreta es difícil que haya algo como un «registro de digital nomads» de donde sacar unas bonitas gráficas y unos cuantos datos.

Por suerte, Internet es grande y maravilloso y no soy el primero en tener esta duda. Alguien en Quora (inciso: Quora es grande, en serio) preguntó lo mismo y el amable Saruabh Gupta enlaza la encuesta de UpWork (oDesk hasta hace no mucho) sobre Digital Nomads, donde el 39% de los usuarios de su plataforma (los miembros de UpWork son mayoritariamente freelance) se consideraban «Digital Nomads». Sus cálculos le llevan a unos 2 millones, pero son tan a ojo, que le podemos dar una credibilidad muy limitada.

Pero una cosa está clara: la tendencia crece, acompañada por la digitalización y el auge de la economía freelance, el trabajo en remoto, la creación de startups, los vuelos baratos, la creciente oferta en diversidad alojamientos, la (también creciente) facilidad de conectar con personas y conocer gente nueva…

Más puestos se convierten en «location free» y más personas tienen la posibilidad de trabajar simplemente contando con una conexión a Internet y un dispositivo para acceder (portátil, en algunos casos móviles o tablets). Los incentivos para abandonar atestadas ciudades con precios excesivos es creciente: ¿por qué estar en Londres dejándonos los riñones para pagar el alquiler cuando podemos vivir en Chiang Mai a una fracción del coste? (Y no, no se me escapa que si todo el mundo piensa así los precios cambiarán mucho)

Se puede trabajar en más sitios que nunca desde Internet: sí, quedan puntos aislados de acceso a la red, pero cada vez son menos y la tendencia irá en aumento. ¿Pero cuánto?

Gracias a mi compañero David García Navas descubrí hace unos cuantos meses a Peter Levels, el creador entre otras cosas de Nomad List (donde puedes encontrar ciudades rankeadas según su conveniencia para nómadas). Repasar sus creaciones acompleja a cualquiera, así que el que quiera que entre a su web y sufra con todo lo que es capaz de hacer este joven hombre, porque podría escribir unos cuantos posts sólo para resumir lo que hace.

En 2015 dio una charla sobre el futuro de los Digital Nomad en DNX (en una edición anterior del mismo evento al que fuimos nosotros) y realizó una atrevida predicción:

En 2035 habrá 1.000 millones de Digital Nomads

El dato también lo cita Amairit, uno de nuestros entrevistados. Mi primera impresión fue un WTF?! muy grande. Pero sigamos su razonamiento:

  • Se prevé que para 2050 el 50% de los trabajadores serán freelance en Estados Unidos. Aquí da el salto de fe de presuponer cifras similares para todo el mundo.
  • Para 2035 habrá unos 9.000 millones de personas…
  • … Con una fuerza laboral de unos 6.000 millones de personas
  • Lo que significaría que tendríamos unos 3.000 millones de freelances.
  • Luego aplica un ratio de 1/3: uno de cada 3 freelance decidirá ser nómada (asunción con una base cuestionable)
  • Y así llegamos a la cifra de 1.000 millones de digital nomads en 2035.

A todo esto le añadimos vuelos cada vez más baratos, Internet más rápido y accesible, dispositivos más baratos, menos matrimonios, menos propiedades… Y tenemos un curioso cuadro del futuro: un futuro distópico para algunos, paradisíaco para otros.

Digital Nomads Future

Por mucho que le admire, no soy partidario de predicciones numéricas a tan largo plazo: el futuro se demuestra impredecible, hay que aplicar demasiados supuestos y con que sólo uno de ellos se derrumbe todos los análisis caen. Luego nos lo explicamos todo en retrospectiva y… Tenemos un bonito Cisne Negro 😉

Otro punto débil del razonamiento lo veo en el propio concepto de Digital Nomad: mucha gente podría ser «nómada» por un tiempo, pero es difícil que todos lo mantengan para siempre, como de hecho está pasando.

En cualquier caso, como ejercicio intelectual resulta estimulante y sí creo en la tendencia en el largo plazo: más gente abrazará el nomadismo, los años sabáticos, el trabajo en remoto para algunas temporadas cortas y otros modos de vida distintos a los que damos por habituales actualmente.

El consejo de Peter es que creemos productos y servicios para esta comunidad creciente, con necesidades particulares que irán desde las finanzas, el alojamiento, conocer gente nueva o gestionar sus impuestos.

Y en eso, estamos de acuerdo: existe un amplio y creciente mercado.

El impacto en la economía local de los Digital Nomads

Uno de los aspectos positivos más obvios de ser nómada es lo que Tim Ferris llamaba el «arbitraje geográfico»: que por simplificar podemos definir como cobrar en «dinero occidental» (es decir, de clientes alemanes, o americanos, ingleses e incluso españoles) y vivir en, por ejemplo, Tailandia o Vietnam. Algo que cualquier expatriado (o becario Icex) sabe lo que significa: tener lo mejor de dos mundos.

En su reflexión sobre el futuro de los digital nomads Peter Levels habla de un futuro en el que serán de todos los países (porque ahora mismo se trata por lo general de personas de países desarrollados visitando países con menores niveles de desarrollo y precios), moviéndose por todo el mundo.

Si la tendencia de nómadas digitales crece lo bastante, podrá tener un fuerte impacto en los niveles de precios de las economías locales receptoras. No es nada nuevo, es un fenómeno que el turismo lleva potenciando desde hace décadas y décadas, pero con un toque distinto: aquí estaríamos hablando de personas que viven de forma permanente, sin estar sujetas a las temporadas altas y bajas. Con el turismo tradicional se crea un mercado paralelo de habitaciones de hotel y restaurantes para turistas, pero con los digital nomads la relación con la economía local será más profunda.

En un mundo con mayor movilidad geográfica de forma permanente los estados tendrán que legislar de otra forma, las ciudades tendrán que plantearse si quieren (o no) atraer digital nomads y tendremos que replantear servicios públicos, seguros de sanidad, servicios financieros, pensiones y muchas otras cosas.

Recursos para Digital Nomads

Hay multitud de webs y comunidades especializadas, algunas de las que conocemos:

  • Remoters es un proyecto que cuenta con entrevistas, herramientas, listados de eventos y trabajos para nómadas digitales.
  • La citada Nomad List, perfecta para elegir el próximo destino. También tienen entrevistas, un chat en slack…
  • DNX Global es el evento y punto de encuentro para muchos. Nosotros disfrutamos.
  • One Way Ticket es un documental sobre Digital Nomads que no está terminado, pero tiene muy buena pinta.
  • UpWork también preparó otro documental sobre el tema. Y un eBook.

Y por supuesto, las herramientas informáticas son clave para la organización. Por eso hemos preparado un descargable con un listado de 29 herramientas organizadas en función de distintos aspectos, desde el ocio, al networking, pasando por productividad o contabilidad.

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